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                                                       EL HOMBRE DEL PIANO

Érase una vez un niño, criado en un barrio marginal.

Para alejarlo de las peleas y los problemas de la calle, su padre le enseñó a tocar el piano.

El niño creció y veía diariamente las injusticias que pasaban, veía mujeres que lloraban y sufrían, gente joven insultándose…

Así que decidió que con su música ayudaría a la gente a sentirse mejor y sonreír.

Todas las tardes cargaba con su piano a la espalda y se paseaba por los barrios tocando, haciendo a la gente sonreír.

Un día se enamoró de una chica de aquellos  suburbios, no era la más guapa, era sorda, pero él la quería y vendió su piano, para poder comprar un piso y vivir junto a ella.

Pero endeudó con mucha gente y sabía cuál iba a ser su cruel destino y escribió:

“Gracias por todo lo que me has dado, he aprendido de ti que da igual lo alto o  lo bajo que seas, las cosas que sepas o no sepas, al final vales más por lo que hayas hecho con tu vida. Gracias por escucharme como nadie más lo ha hecho.”

Por eso sé que aunque este relato es corto, es realmente bueno.