Para celebrar mi milenio cumpleaños decidí invitar a Jesús y a sus discípulos en una sagrada cena pero como estaba ocupado haciendo milagros llame a Doraemon, que nos llevó al siglo 58. Donde me encontré con el clon de Carlomagno que viajaba por el futuro en un lapicero a modo de transporte.
Alquilamos una sandia para cruzar el río de monedas de oro , en el que pastaban las nubes.
Una vez cruzado fuimos a comprar un bocadillo de cables con mojo picón.
El Big Ben marcaba las "veinticatorce" horas , así que se llevo un buen rato dando campanadas ,tanto que casi me estalla uno de mis cuatro oídos.
Sentí un cosquilleo y sin querer empecé a cantar , alguien me estaba llamando, ya que en el siglo 58 no existían los teléfonos móviles, me descolgué el brazo y conteste a la llamada.
Era Jesús que venia en camino con su borriquita, pero el reloj dio las "veintiquince" y tenía que volver a mi casa.
Cuando llegué mis padres estaban sentados en la mesa con un canguro , ¡ Mi tia habia venido a verme desde Australia!
¡Mi milenio cumpleaños fue el mejor de toda mi larguísima vida!
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